“Una mujer por sí sola ha demostrado que es poderosa, pero todas las mujeres juntas podemos demostrar que somos invencibles”, de esta manera dio inicio a su discurso la diputada federal, Evangelina Moreno, quien se encargó de organizar y encabezar este evento que, en lo personal, vino a mover consignas en mi que tal vez yacían un poco dormidas en mi interior los últimos meses.
Si bien es cierto que he sido fiel partidaria y una voz más en las calles gritando por justicia en las marchas del 8M, la pandemia vino a callar un poco lo que venia haciendo escandalo los ultimos años, en lo que respecta a mi camino y despertar como feminista. Darme cuenta que existen estos espacios y que cada vez son más frecuentes en la política me hizo querer no perder de vista el objetivo colectivo: luchar por nuestra plena libertad, una que no implique soportar prejuicios y que nos permita desarrollarnos sin límites de género.
“Las mujeres tenemos palabra, fuerza, convicción para seguir impulsando dignamente la 4ta transformación en México”, aseguró la diputada federal; y cuánta verdad hay en ello. En cada plática que, toda feminista entenderá, se presenta dia a dia y con más de un hombre en la discusión, podemos percatarnos, en el intento de ejemplificar los cambios, y dando un salto al pasado, que las mejoras en las oportunidades de las mujeres son abismales; sin embargo, el camino por recorrer sigue siendo largo.
Si no podemos identificar o por lo menos aceptar que aún faltan cambios por hacer como sociedad, es una bandera roja, y tal vez tendríamos que cuestionarnos si en nuestra ignorancia o en nuestro privilegio, nos estamos convirtiendo en parte del problema. Ya no es tiempo de ser ajenos. La revolución será feminista o no será.
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