Por José Angel Inzunza
SEPTIMO DIA y BALUN CANAN, TIJUANA, B.C. 15 de Febrero de 2010.- El periodista policiaco Alfonso Margarito Martínez Esquivel fue detenido de manera arbitraria, injusta y prepotente por unos policías municipales, bajo el trillado argumento de “obstruir la labor policiaca” y “no acatar la orden de retirarse”; sin embargo, debido a su investidura, como representante de medios de comunicación, fue liberado una hora después, siendo “simplemente amonestado”.
No obstante que fue liberado, y cabe hacer la observación de que en buena medida se debió también a la rápida movilización de reporteros de diferentes medios de comunicación, el cuestionamiento recurrente queda en el aire: ¿qué pasa entonces con la obstrucción a la labor periodística? ¿por qué agreden flagrantemente la ley de acceso a la información y los derechos a la investigación e informar por cualquier medio de expresión, sin limitación de fronteras, conforme lo estipula el artículo 19 de la Declaración de Derechos Humanos de la ONU, y las garantías constitucionales de nuestra Carta Magna en sus artículos primero, cuarto, sexto, séptimo, noveno, 14 y 123? Y lo que es peor, violentan todas esas garantías impunemente.
En ese sentido también trasciende la inquietud sobre los excesos que cometen elementos de la fuerza pública, toda vez que, si eso hacen con periodistas y comunicadores en general, ¿qué no harán o hacen con ciudadanos comunes y corrientes? Porque además, los elementos policiacos siguen usando capuchas hasta para detener a un simple raterillo, o a cualquier transeúnte, bajo cualquier pretexto que se les ocurra, con tal de completar sus “cuotas” de detenidos.
Entrevistado por diversos medios de comunicación, Alfonso Margarito Martínez, quien manifestó trabajar para BALUN CANAN, SEPTIMO DIA y otros medios de comunicación, especializándose en la nota policiaca, explicó que transitaba por la calle, como a cuadra y media de su casa, cuando se percató de que unos policías municipales estaban deteniendo a unas personas, que al parecer habían sostenido una riña, ya que uno de ellos estaba sangrante, y por esos detalles Margarito se acercó para enterarse de los acontecimientos, como es natural, para cumplir su labor de investigar e informar.
Ante la presencia del reportero, los oficiales se molestaron exigiéndole de manera prepotente que se retirara, que no tenía nada qué hacer ahí; Margarito replicó, amablemente, por supuesto, identificándose como periodista, y pese a exhibir sus credenciales, los policías insistieron en que se retirara, porque, argumentaron, “obstruía la labor policiaca”. De nueva cuenta Margarito replicó, amablemente, que no veía el problema, ya que no estaba obstruyendo la labor policiaca, simplemente estaba observando los hechos y sobre todo, procuraba identificar si los detenidos eran rateros que tenían asolada a toda la colonia, pues esa es la noticia.
Ante la negativa del reportero, los agentes municipales lo detuvieron porque decían: “aunque seas reportero, te vamos a llevar, porque no debes estar aquí, obstruyendo la labor policiaca”, de tal manera que a ellos no les importaba violentar los derechos antes enunciados y demostraron que las autoridades se pasan por el arco del triunfo las garantías constitucionales, bajo cualquier pretexto, por lo que los periodistas estamos, en ese sentido, en estado de indefensión. Aunque se supone que la Ley nos protegen, quienes se encargan de resguardarla, la pisotean.
Margarito Martínez Esquivel manifestó que pese a ser detenido injustamente, “por un malentendido”, no lo esposaron ni lo maltrataron o golpearon, y que solamente duró en celdas 20 minutos, hasta que la juez calificadora le dio su libertad, instruida por la 03, Elvira Ruiz Bustamante, quien, al llegar a la Comandancia de la Delegación Regional regañó a los policías municipales, espetándoles: “Margarito es periodista, ¿a poco no lo conocen si siempre ha andado entre nosotros en la noticia?”…así lo informó el compañero reportero.
Aunque Margarito aseveró que fue bien tratado, la nube de reporteros de los diversos medios de comunicación quisimos entrevistar a la comandante Elvira, sin embargo, rehuyó a las cámaras y con el argumento de que apenas estaba informándose de cómo se había originado toda la situación, pidió que le permitieran unos minutos antes de dar “toda la información que quieran”. Claro, sabía que sería cuestionada sobre la recurrencia de los policías municipales a sentirse molestos por la presencia de periodistas cuando realizan su labor, a pesar de que es nuestro derecho porque también cumplimos con nuestra labor, y en resumidas cuentas, por algo la comandante Elvira ya no se presentó y salió de la comandancia por otra ruta, para no ser entrevistada.
Trasciende que son instrucciones del secretario de Seguridad Pública Municipal, Julián Leyzaola Pérez, el que los detenidos sean presentados ante los jueces calificadores por otros policías que no son los que ejecutan las detenciones originalmente, todo esto con el objetivo de que, en caso de una demanda ante Sindicatura y ante el Ministerio Público, queden sin efecto, por cuestiones de que lo documentado “desmienta” las versiones de los ofendidos. Un truco premeditado con alevosía y ventaja por parte del teniente coronel retirado, para que los abusos que cometan sus “muchachitos” queden impunes.
La juez calificadora que dio libertad al compañero Alfonso Margarito Martínez Esquivel dijo que solamente le amonestó, porque a decir de los oficiales que lo habían detenido, no se había identificado oportuna y visiblemente desde el principio, sino hasta que fue detenido, lo cual se contradice con los hechos, pues no es la primera vez que sacan esos argumentos infantiles; frecuentemente ellos presumen de que pueden detener a periodistas, aunque se identifiquen, porque ellos aluden ser obstruidos en el ejercicio de sus labores, y no toman en cuenta que también, con su actitud están obstruyendo la labor del comunicador.
Ahora bien, los reporteros que acudimos a la Comandancia Regional Sur denominada “Margarito Saldaña Rivera”, nos percatamos que varios policías municipales siguen usando capuchas, hasta para detener a simples raterillos, lo cual es una ilegalidad, y lo cual contradice lo que el titular de la SSPM, Julián Leyzaola Pérez ha declarado, de que no se permite que los policías municipales anden encapuchados, con excepción de los momentos en que realicen un operativo de suma peligrosidad. Los hechos lo desmienten y además, so pretexto de “labores de inteligencia”, que también son ilegales y anticonstitucionales a la naturaleza de los agentes locales, tapan la numeración económica de las patrullas. Obviamente lo que ordena Leyzaola es cometer ilegalidades y realizar trucos de “escapismo” ante cualquier demanda que presenten contra ellos.
La comandante Elvira Ruiz Bustamante acata esas órdenes y, para desgracia y perjuicio de muchos ciudadanos, incluidos los periodistas, las acata muy bien.
Ante esa ola de agravios en contra del ejercicio de la labor periodística, se espera en este día un pronunciamiento oficial de los nuevos Delegados de la Asociación Nacional de Periodistas A.C. (ANPAC), repudiando esta nueva agresión y exigiendo a las autoridades que se respeten las garantías y preceptos constitucionales que protegen la libertad de expresión, por cualquier medio, y sin fronteras.
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