No hay un género literario que mejor retrate la realidad de América Latina como el realismo mágico.
En el realismo mágico, los elementos exagerados, se intuyen, no se explican, es decir, el lector debe hacer un pacto con la historia donde no se cuestiona la forma en que se explica el entorno, los elementos se perciben como “normales”, es decir, podemos creer que los personajes han vivido más de cien años, las enfermedades irreales y exageradas son parte de la historia y los milagros existen.
Los sentidos juegan un papel muy importante en este género. Son ellos los que nos ayudan a dar explicación a la naturaleza que nos rodea y a los eventos que no entendemos mediante la lógica. Es por medio de los sentidos que vamos dando significado a la realidad. Es nuestra forma particular de enfrentar lo que no conocemos.El maestro del realismo mágico por excelencia es García Márquez. Sumergirse en cualquiera de sus obras es un viaje que da veracidad a un evento que puede calificarse como fantástico o irreal, porque así es como los latinos percibimos el entorno. Es una actitud frente a una realidad que a veces nos rebasa. Una manera que tenemos los latinoamericanos de ver el mundo de otro color.
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